martes, 25 de agosto de 2020

A COSTILLAS DE ACSICNARF

Llamábase Alyoz Atorep, he rogado por su pronta mejoría. Figúrense, caer de tres metros no es poca cosa reflexionaba a boca de jarro un hombrecillo de cabeza rapada apiñado entre la multitud frente a la casa de lianas amarillas que apuntan al cielo, muy cerca de las nubes. 

Conocida como Acsicnarf Atorep, se fracturó dos costillas derechas, el tobillo izquierdo dislocado; la mano izquierda con las falanges estropeadas para sujetar cualquier objeto, por liviano que fuese.

Acsicnarf se levantó de la cama, se arrepintió de las maldades, prometió multiplicar las bondades realizadas. Estaba destrozada en vida, aunque el dolor hervía en sus nervios, esta vez no pediría ayuda, ya no, se decía así misma.

La mañana del 18 de mayo de un año que no deseo escribir, en la sala del comedor; el día estaba nublado, así como su corazón. La esperaban en la mesa algunos familiares, era la hora del desayuno.

Se sentó lentamente, no estaba cómoda, debía moverse un poco hacia la izquierda, para que sus nalgas reposen en la parte central de la silla. Tal movimiento lo postergó un par de minutos, se le antojó mojar un trozo de pan en la taza de café con leche, cuando  llevó el trozo a la boca, al doblar el codo le provino un dolor intenso en las costillas. El dolor se intensificó a más no poder, ya no pudo mantener el rostro solemne; apretujó sus labios, los ojos empequeñecieron, las cejas se contrajeron.

Su rostro era la escena del desgarramiento sin gritos.

Un silencio punzante entre los familiares del comedor espantó los zancudos debajo de la mesa, salvo, en  Alegna. De la burlona sonrisita apuntilló a la risa descarada, después, la estrepitosa carcajada; mientras Acsicnarf se quedaba petrificada ante el dolor.

La carcajada golpeaba las paredes, de improviso, un chisguetazo de café con leche salió por la nariz, el pan fue regurgitado. Los ojos se abrieron tanto que ya no era posible ver las pupilas, todo entre un matiz blanco celeste; labios azulados entre los movimientos de brazos desaforados.

En cuestión de menos de un minuto, Alegna Atorep... yacía muerta.

miércoles, 19 de agosto de 2020

TODO ESTABA BIEN...

 

Érase una vez, una ciudad pequeña, tan pequeña que establecía sus limites con piedrecitas ámbar; en las noches se decoloran tornándose azul.

Su población, gente versada; intelectuales trotamundos en los confines remotos del planeta Tierra, cerca al cuarto planeta morado, estaban fascinados con la llegada de Socram después de cuarenta años de ausencia.

Aruip se regocijaba de tenerlo; connotado personaje, había fijado residencia en la capital de la república democrática, una incipiente nación que no lograba consolidar la democracia absoluta en su máxima expresión.

La empresa de energía eléctrica, gestora de su venida, fue la encargada de organizar las ponencias en su honor. Al término de la misma sería homenajeado con la más alta distinción. La ponencia resultó más amena de lo que esperaban, en definitiva, Socram Xsotram se lució. Incesantes aplausos los tenía bien merecidos; sus gestos en el rostro solo tenían cabida para el éxtasis supremo.

Alguien se abrió entre la multitud del auditorio, se trataba de un hombre de facciones grotescas, quien no había sido anunciado; llevaba consigo un paquete mediano de forma rectangular envuelto en papel café.

Tomó el micrófono, después de tediosa intervención, se atrevió a cambiarle el apellido al ilustre visitante, lo llamó Socram Xsagrav; venía en representación de la alcaldesa.

Tanto malestar causó la incompetencia de aquella persona que al hijo pródigo no le quedó más que sonreír displicentemente.

¿ Existe posibilidad alguna que yo no sea conocido? se preguntaba, mientras se adentraba en una profunda depresión.

 Cuentan, en cuestión de días se murió.

Todo estaba bien, hasta que... 


LA SEÑAL

Han transcurrido veinte años aproximadamente desde que Aniduag sigue esperando. Esperar puede significar mucho más que un verbo, incluso la acción misma para determinar situaciones, ahora bien, muestro personaje se dedicó a esperar mientras se reprodujo en dos ocasiones.

Llevaba una vida medianamente estable en la capital de Urep, frecuentando la única Iglesia Ortodoxa de la nación, en compañía de su marido; por cierto, un encumbrado arqueólogo especializado en las civilizaciones antiguas.

Mientras tanto, Aniduag esperaba una señal de un antiguo amor de juventud, el cual creyó sería hasta que la muerte los separe. Odnarb, en algún lugar entre la urbe cosmopolita de Anallus y Aruip creó una industria de jabones de uso industrial, estaba felizmente casado; así lo hacía saber a sus amistades.

"Odnarb, si fui tu gran amor, estás arrepentido de lo que hiciste, entonces, envíame un mensaje, yo estaré esperando, verás que nada de lo que tengo ahora se comparará de lo que soy capaz de hacer por ti", escribía Aniduag en el diario número 34.

El catorce de julio de un año que no se debe escribir, Odnarb, publicó en un prestigioso periódico local, fotografías de su matrimonio, la noticia surcó los aires. Aniduag se colocó las gafas de lectura, acercó lo más cerca a la pantalla del ordenador su rostro, cada vez más cerca, hasta que la nariz tocó el cristal. 

Una imperceptible línea de beneplácito se iba formando entre la comisura de su boca, hasta que aquella línea se expandió dibujando una sonrisa amplia, muy bien definida. Prosiguieron las carcajadas, las manos a la cabeza, se paseaba de un lado a otro en la sala, exclamando: ! una señal¡

Lo he visto...  su mirada desencajada; las pupilas sin brillo de amor. ¡Oh, por Dios!, ¡ese hombre no es feliz!. De pronto, entre carcajadas cada vez más altisonantes, un corazón a punto de paralizarse: se desplomó con la frase entre los labios..." no es feliz".


miércoles, 5 de junio de 2013

PEQUEÑOS MALESTARES

VUELVO

Decide la reina el manjar de hoy,
consiste en un corazón incrustado
de espinas, una botella de vino
para olvidar a quién  pudo
amarla tanto hasta entregarle su
único corazón.

PEQUEÑOS MALESTARES

POCO

Me he amado poco
Me han amado
entre vísceras y
acuosidades; siento
brujas en mi morada.

PEQUEÑOS MALESTARES LLAMADOS POESÍA

CONMIGO

Estoy hecha una mierda,
quisiera que hablaras
conmigo.

Conmigo por siempre
en este planeta
que no sabe volver.

PEQUEÑOS MALESTARES LLAMADOS POESÍA

Mi Hombre

Esta noche, mírame hombre
de caverna.
Descansa tu historia sobre estos huesos.
No me temas, no regresaremos
jamás.

Este día quiero destrozar mis pulmones,
Un virus nostálgico años luz,
quiero ser lo que no se nombra.

PEQUEÑOS MALESTARES LLAMADOS POESÍA

RECUERDOS

Mi sórdida partera me trae envuelta en vida;
yo siento diciembre mis ovarios.
Mi partera me hace llanto; esclava de acuosidades,
búscame como aquella mañana.

Mi sórdida partera, para qué estar aquí,
al filo; solamente tú y yo.
Un tajo al respiro, un cordón que no es mío
...me arrastro...rectilínea: soy yo.

PEQUEÑOS MALESTARES LLAMADOS POESÍA

REBELIÓN

¿Tragarme la razón?
Eructar venias al
compás del abismo?

Siendo cartílago que
alguna colífera banqueteará,
decido encenderme, flamear
mi cuerpo; en castellano
escupir tanta estupidez.

PEQUEÑOS MALESTARES LLAMADOS POESÍA

LA CENA

Todas las noches
un corazón
destrozándome.


Esta noche cenaré
con mi asesino.



PEQUEÑOS MALESTARES LLAMADOS POESÍA

NO BASTA

Un poquito puta,
y la copa llena
no alcanza
como esta luna
que se inflama.
Un poquito
puta no basta.

Entrada destacada

PEQUEÑOS MALESTARES LLAMADOS POESÍA II

  T.A.D.M.L Creciendo... cual raíz en tu carne. Naciendo en tu sangre enjuago la miseria humana entre sábanas acurrucando nuestras pieles. C...