lunes, 31 de agosto de 2020

EL CRONOPATA

Tiempos muertos, ¡desperdicio...qué desolación en esta vida!, habiendo tanto por hacer, me produce resquemor que sigan muy apoltronados sin atinar siquiera, mover un pie. Es domingo, sí claro, hay que descansar, por supuesto; no hay nada mejor que el fin de semana, así es. Es la manera cómo disfrutan que se les responda. No estoy para esas banalidades fatuas. 

El tío Ocsicnarf, se podía pasar el día sumergido en reflexiones a voz alta, me temo que no podía evitarlo, desde mi edad más tierna, lo recuerdo así. Nunca descansa, salvo para dormir;¡ah! cuando de las tres comidas se trata, continúa con sus monólogos; eso sí, todo relacionado a aprovechar el tiempo. Él vive con nosotros, mejor dicho, nosotros vivimos con él, le agobia el tiempo libre.
 

Es extraño, mi cabeza está fofa, estos mareos inoportunos, como si no tuviese nada que hacer para estar yendo al médico. Aíram, por favor, debo ir al consultorio, ¿puedes darme el número de tu médico?. Llevo tres benditos días medio zumbado de la cabeza, no me hace gracia esta situación.

Al retornar a casa, su semblante distaba mucho del que tuvo antes de marcharse.
Me parecía ver a un tío Ocsicnarf con los ojos caídos, semejantes a bobby, nuestro coker spaniel; su cabeza se sostenía a duras penas por el cuello, que también había cedido frente a la tristeza. 

Qué desgracia, tengo que reconocer que esta vida no es justa. El médico me ha enviado a descansar...Textualmente me ha dicho: frena. No estoy satisfecho con ese diagnóstico estúpido, tal pareciera que se han puesto de acuerdo para atormentar mi ritmo de trabajo.
Cómo es posible que diga: vete a descansar. No resiste lógica,¿ acaso no se descansa al dormir? 

He notado que no se ha pagado los recibos de servicio, realizar ese trámite no demanda nada de tiempo, tampoco se ha concluido con la limpieza del jardín, y no solo me refiero al que está cerca del estanque. Ni siquiera, por el simple hecho de haber ido al médico han llamado a Oigolue Návlag para que se digne a depositar el inicial que adeuda, a la larga, también es de su incumbencia.

Veo con mucho pesar que, las clases tomadas por libre voluntad no las valoran; no crean que doy por sentado que todo el cúmulo de mensajes es un refrito de lecciones pasadas.
Cada día estamos botando a la basura el precioso y divino tiempo que nos da la vida. 

El tío se retiró a su aposento, bastante contrariado, no por las observaciones que hizo, eran parte de la rutina; sin embargo, la visita al médico le había entristecido a más no poder. 

Desde aquella visita transcurrieron dos meses; encontrándose en el nosocomio, observaba con impaciencia el pequeño reloj con incrurstaciones de oro de 24 kilates que le obsequió su difunta esposa Htebazile Álacla, comandante de los batallones "Águilas sagradas de los planetas morados". 
Los mareos recrudecieron a tal punto que, cada cuatro veces al día pedía ayuda porque le estaban arrastrando hacia un lugar ignoto. 

El paciente entrelazaba sus dedos de continuo, su boca salivaba más de lo acostumbrado, sentía que el traje de citas estaba muy ceñido para él. Empezó por retirarse la correa, después el saco, luego se desabotonó los puños y cuello de la camisa; por último, desamarró los zapatos charol, tacón medio. 

Cada vez más rojo, llevó su mano derecha a la altura del corazón. Una punzada lo dejó sin reacción alguna.
Los pacientes que aguardaban junto a él, empezaron a murmurar: " qué hombre, cómo si tuviésemos todo el tiempo que perder". 
Se vio salir a la enfermera, muy amable les dijo: señoras y señores, por favor, se nos ha quedado un paciente dormido, continúen el orden de los asientos.

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